En el nombre de Dios pidió a las compañías farmacéuticas para que liberen lo más pronto posible las patentes de las vacunas contra el Covid-19 para que pueda estar disponible en los países más pobres; pues solo el 3% o 4% de la población en algunos países había sido vacunada.
«A los grandes laboratorios, pido que liberen las patentes. Tengan un gesto de humanidad y permitan que todo ser humano tenga acceso a las vacunas», escribió a través de la cuenta de Twitter @Pontifex_es.
El líder religioso también sugirió que para reducir la brecha de la desigualdad, los grupos financieros y organismos internacionales de crédito condonen las deudas de las naciones más pobres.
Asimismo, solicitó a las industrias como la minería y la maderera, a que dejen de destruir los bosques, humedales y montañas; pero que también se dejen de contaminar ríos y mares, para evitar envenenar los alimentos y las personas.
Dijo que sería conveniente que, quienes se dedican a fabricar y traficar armas, deberían de dejar de contribuir a esa actividad que fomenta la violencia y la guerra, y «muchas veces en el marco de juegos geopolíticos que cuestan millones de vidas y de desplazamientos».
A las grandes corporaciones alimentarias, pidió que dejen de imponer estructuras monopólicas de producción y distribución que inflan los precios y terminan quedándose con el pan del hambriento.
Mientras que a los gigantes de la tecnología, llamó a que dejen de explotar la fragilidad humana, las vulnerabilidades de las personas, para obtener ganancias.
Además exhortó a los medios de comunicación terminar con la «lógica de la post-verdad, la desinformación, la difamación, la calumnia y esa fascinación enfermiza por el escándalo y lo sucio; y que busquen contribuir a la fraternidad humana».
Dijo que los gigantes de las telecomunicaciones deberían liberar el acceso a los contenidos educativos y el intercambio con los maestros por internet para que «los niños pobres también puedan educarse en contextos de cuarentena».